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Preguntas Frecuentes (FAQ)

La tradición oral es muy importante en la masonería, por eso es que tratamos de responder a aquellas preguntas más frecuentes que se hacen sobre los masones y la masonería todos aquellos que tienen una cierta inquietud y desean saber algo más ...

 

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En el siglo XXI sigue siendo importante luchar por la humanidad y por el advenimiento de un mundo mejor. La Masonería es un método de conocimiento iniciático personal que forma parte de una institución universal, esencialmente filosófica, filantrópica, progresiva y progresista destinada a trabajar por el advenimiento de la justicia, la solidaridad y la paz. Está compuesta de hombres y mujeres libres cuyo ingreso a ella se realiza a través de la iniciación. Tiene por principios, y exige de sus miembros, la tolerancia mutua, el respeto irrestricto a los Derechos Humanos y la Libertad Absoluta de Conciencia.

Seguramente te harás las mismas preguntas que todos los masones se hicieron un día: ¿Qué es la Masonería? ¿Para qué sirve? ¿Será mi sitio? ¿Qué se hace? ¿Qué experimentaré ahí? … Preguntas legítimas, a la vez que simples y complejas. Por eso, trataremos de aclarar estos cuatro puntos:

– ¿Qué es la Masonería?

– ¿Qué es una Logia?

– ¿Qué es la Iniciación?

– ¿Qué es el G.·.O.·.L.·.A.·.?

¿Qué es la masonería? ¿Para qué sirve?

Los gremios profesionales europeos nacieron en la Edad Media. Se asociaron principalmente debido a la construcción de las catedrales. Ahí tenemos los carpinteros, los masones, los orfebres o los especialistas de vidrieras. En Inglaterra se suman también los jardineros. Los miembros de estas hermandades (nótese la expresión de ‘hermanos’) deben respetar un cierto número de deberes que deben cumplir tanto en su vida profesional como personal, y siguen un camino iniciático a través del perfeccionamiento de sus conocimientos y el uso de la simbología. Puede ser que hayas oído hablar de “los compañeros del deber” en Francia, quienes siguen practicándolo así.

Las hermandades aparecen en Escocia en el siglo XVI, agrupando no solo a masones operativos sino también a masones ‘aceptados’. Esta tradición continúa hoy día en el Reino Unido con estos clubes corporativos que perpetúan los encuentros entre ‘miembros’ pero sin un carácter iniciático.

¿Qué hay de la Francmasonería? En 1685 Isaac Newton publica la «La ley de la gravitación», fundadora de una nueva visión del Universo. Es una revolución en el pleno sentido del término, el verdadero inicio de lo que se va a denominar «el siglo de las Luces»… Newton fue Presidente de la Royal Society, unión de científicos, cuyos miembros están en la base de la creación de la Masonería moderna, de un viaje para entender el mundo, para la emancipar al hombre y la humanidad … La Masonería tal cual la conocemos hoy día nació, pues, a finales del siglo XVII y se estructuro al principio del siglo XVIII.

– El año 1723 marca el nacimiento oficial de la francmasonería «moderna», casi 300 años atrás, con las primeras constituciones de la Gran Logia de Londres.

Los primeros francmasones (cuya etimología viene de ‘free mason’, un masón libre, un masón emancipado) se apoyan no solamente sobre el desarrollo de las ciencias sino también sobre la tradición de los constructores de catedrales. Numerosas referencias culturales se han empleado desde hace casi 300 años para desarrollar una identidad singular y múltiple (tal y como un árbol ancla sus raíces en el suelo). En la Masonería existen referencias a mitos egipcios, bíblicos, a la historia de la Edad Media o del Renacimiento, indisociables también de órdenes de caballería como la de los Templarios, Hospitalarios o Caballeros Teutónicos.

A partir de estas referencias, existen varios símbolos que constituyen realmente la base de lo que llamamos nuestro trabajo en Logia: el símbolo de la luz y de la oscuridad, de la escuadra y del compas, de la espada y de la llana, símbolos alquímicos, el símbolo del libro y la búsqueda de la Universalidad: «La Masonería debe tener una dimensión universal, una filosofía y una espiritualidad asociadas a la fraternidad, que transcienden las naciones para reunir los espíritus y los corazones». Estas palabras hacen parte del discurso del Caballero de Ramsay en 1736, y muestran hasta qué punto el espíritu de la Francmasonería sigue de actualidad, buscando la paz y la armonía en la sociedad … Pero volvamos primero a la estructuración del movimiento:

– Durante casi todo el siglo XVIII, las logias – y los diferentes ritos – se multiplican por Europa, América y Asia (Imperio Británico)… A pesar de esta diversidad, los principios generales siguen siendo los mismos, es decir: la progresión hacia más libertad, más igualdad y más fraternidad.

– La masonería liberal, que se desarrolla a partir del siglo XIX en Europa, no quiere que las religiones gobiernen la sociedad, sino que sea la Humanidad. Sin embargo, esto no significa que la masonería liberal esté en contra de las religiones. Lo que pretende es que cada hombre o mujer tenga una libertad absoluta de conciencia. Creer o no creer es un hecho individual, siguiendo una reflexión íntima y singular, lo cual es la base de la lucha por el laicismo del G.·.O.·. de Francia, del G.·.O.·. de Bélgica, o del G.·.O.·.L.·.A.·. y de muchas otras obediencias. Una lucha que en nuestro mundo está lejos de haber finalizado.

La finalidad de la Masonería se puede entonces resumir en dos aspectos:

a) la construcción y/o la mejora del hombre, y

b) la mejora de la humanidad, y esto a través de un método llamado iniciático.

La Francmasonería propone una apuesta: enfrentar el riesgo de salir de las ideas impuestas y costumbres para reconstruirnos de otra manera. El masón busca sin cesar el sentido de su existencia, busca repuestas a profundas preguntas que le preocupan, sobre las incertidumbres de la vida.

La ciencia moderna ya contribuyó a dar repuestas importantes, sin embargo son insuficientes y a menudo no tienen en cuenta la complejidad del Hombre. La Masonería propone en cambio un enfoque simbólico que puede permitir entender mejor la realidad del mundo; otro modo de comprensión que va mas allá de las contradicciones, que trata de vincular, de unir lo disperso.

– Primero, el conocimiento de sí mismo, la introspección personal, siguiendo la formula de Sócrates: «CONÓCETE A TI MISMO». El objetivo es elevar la conciencia del hombre mediante el perfeccionamiento intelectual y moral, de “dar a luz”, quiere decir ayudar a desarrollar un ser consciente quien ACTUA, en vez de reaccionar.

– Pero este trabajo sobre uno mismo no puede ser puramente individualista; la Masonería no propone una vida alejada del mundo. Somos seres sociales, insertados en un contexto concreto. Somos responsables de nuestros actos y debemos contribuir a la mejora de la sociedad. Como decía el Hno. Yrigoyen (1853-1933) “El progreso es preferentemente constituido por las fuerzas morales”.

Se podría decir que la Francmasonería pretende ser una escuela de sabiduría que forme seres conscientes, tolerantes, con un espíritu crítico y libre. Por consiguiente debes entender que la Francmasonería no es ni una secta, ni un partido político, no es tampoco una ONG caritativa ni un club de amigos.

¿Qué es una Logia? ¿Qué hacemos dentro de una Logia?

La Francmasonería moderna nació de la voluntad de hombres libres de unirse para dialogar en lugares donde se podía pensar LIBREMENTE lejos de las prohibiciones o limitaciones religiosas: estos lugares se denominan «Logias».

¿Por qué «Logia», me podrías preguntar? Los constructores (de catedrales) tenían la costumbre de reunirse al lado de la construcción principal en una pieza llamada «logia» para diseñar sus planes y trabajar conjuntamente en la construcción del edificio. Los masones, aún hoy en día, se reúnen en lugares privados para proyectar no un edificio físico, pero sí una sociedad mejor y fraternal. En sus logias, los masones cultivan desde hace tres siglos esta bella utopía: “discernir” (lo cual significa etimológicamente “salir del circulo”). La logia es también, por extensión, la asamblea de los masones reunidos para trabajar en su camino iniciático .

¿Qué hacemos en Logia? Esta pregunta nos la preguntamos también nosotros regularmente. ¿Cuál era el proyecto de los masones del siglo XVIII? ¿Qué deseaban construir? Seguramente conocer y entender el mundo, el universo y hacer de este mundo un espacio más fraternal.

¿Qué hacemos en Logia? Podemos contestar a esta pregunta en tres pasos:

– Construir un lugar que escape a los vaivenes sociales, un lugar que permita a hombres de diferentes orígenes encontrarse. Es lo que dicen las primeras Constituciones: «La Masonería debe volverse el centro de unión y el medio de conciliar una verdadera amistad entre personas que de otro modo hubieran permanecido alejadas».

– Construir un lugar de búsqueda, un lugar de explicaciones más allá de los dogmas religiosos, un lugar de comunicación, de discusión, de difusión de los descubrimientos científicos; lo que no quiere decir un espacio sin espiritualidad.

– Construir un lugar de intercambios, políticos y sociales: un foro de debate sobre una sociedad que empieza a conocer profundas mutaciones. Es lo que pasaba en el siglo XVIII tanto en Gran Bretaña como en Francia, donde el edificio social, económico y político se estaba resquebrajando.

¿Cómo trabajar en Logia? Por un método iniciático, simbólico, progresivo: el trabajo masónico presenta dos aspectos, una obra colectiva a construir y un trabajo individual de cada masón sobre él o ella misma. El poeta, nuestro Hno Goethe, lo formula así: «Por el uso racional de las herramientas del masón, la Masonería tiende a hacer que el hombre sea útil a sí mismo y a la sociedad». Lo decía también Alicia Moreau (1885-1986): “Surgirá la aurora de paz y de felicidad para los hombres cuando estos sean mejores, mas inteligentes, justos y altruistas, cuando el egoísmo no sea el sentimiento eje de toda la personalidad”.

Saltemos algunos años… ¿Qué queda de este proyecto de construcción?

– ¿Construir un lugar de mezcla social? Nuestras sociedades han evolucionado mucho. Los cambios sociales ya no son de una naturaleza tan enorme como en el siglo XVIII, sin embargo…

– ¿Construir un lugar de conocimiento? La universidad, los laboratorios se abren al mundo. La ciencia cada vez es más y más accesible y la religión ya no puede pretender ser la única en dar una explicación sobre el mundo. La ciencia y la vulgarización científica tienen un lugar importantísimo, sin embargo…

– ¿Construir un lugar de intercambios? Aquí también, hoy día, las asociaciones o los medios ofrecen amplios espacios de debate, sin embargo…

Entonces, si todo lo que constituye la esencia de la logia masónica está disponible en el mundo profano ¿Sirve todavía esta organización?

Sí. Nosotros creemos que, hoy día, la logia masónica es útil, e incluso indispensable, pues es única. Continúa uniendo lo disperso, continúa tratando de pegar los pedazos del rompecabezas que somos cada uno de nosotros. Somos padres, madres, hijos, hermanos; somos ciudadanos, colegas; somos creyentes o no creyentes; somos lectores, espectadores, actores, movilizados pero también a veces desilusionados por la vida social, política, intelectual; somos todos estos personajes y puede llegar un momento en nuestra vida en el que nos preguntemos «qué pensar, qué hacer, qué creer – o en quién creer».

Y uno se puede sentir perdido, desorientado por la idea de ser, como los hombres en la caverna de Platón, no espectadores de sombras pero sí espectadores incrédulos frente a nuestras pantallas, incapaces de diferenciar la apariencia de las cosas de su sentido real. Entonces, algún día, nos gustaría parar el tiempo – parar todo, reflexionar y reconstruirnos, por los demás pero también para ayudar a los demás. Este día – puede ser – que deseemos empezar un nuevo viaje…

¿Por dónde empezar este viaje? … Puede ser aquí. En nuestras Logias, nuestros rituales, métodos y símbolos tenemos buenas herramientas y agradables compañeros de camino.

¿Qué es la Iniciación? Esta pregunta es, ciertamente, la más delicada

La iniciación es un proceso que sirve a abrir el entendimiento y permite comprender no solamente las apariencias de lo que nos rodea, sino la naturaleza profunda de las cosas, porque, conocer algo es poder identificarse interiormente con ella, volverse ella.

Es un proceso por el cual el masón toma conciencia de lo que es realmente y accede a la verdadera libertad, en sus pensamientos y sus actos. Mientras las profundidades de la personalidad no sean percibidas conscientemente, determinan en gran medida nuestros pensamientos y actos, a los cuales, sin esta percepción, encontraríamos siempre justificaciones de apariencia racional para ilusionarnos sobre sus acertados fundamentos.

Uno puede ser sorprendido, se puede interrogar acerca de los rituales, del simbolismo, pero es únicamente viviéndolos – viviendo un tipo de juego de rol – como cada cual puede acercarse a su importancia, a su carácter operativo. Estos símbolos que podemos y vamos a descubrir tienen esta función de revelar, de unir más allá del lenguaje, de las palabras. «La función del símbolo –dice Mircéa Eliade- es la de revelar una realidad inaccesible a otros medios de conocimiento».

«Los masones exploran así los símbolos, no para dedicarse a especulaciones raras e inflar su ego, sino antes bien para entrever ideas transcendentales que escapan a la razón» .

Nuestro ritual invita a la búsqueda del sentido. Si este tocara únicamente nuestra razón, no podría ser «entendido». Si fuera posible comunicarlo de otra manera, no tendríamos la necesidad de ser iniciados». ¿Cómo concluir esta tercera parte?

«No se nace hombre, se vuelve hombre», decía Erasmo. No se nace tampoco masón, uno se vuelve masón, por un camino iniciático que comienza el día de su entrada en la Masonería. Uno se vuelve masón para reconstruirse, uno se vuelve masón para aprender de sí y de los demás, para liberarse …

Como decía Eduardo Holmberg (1852-1937): “Observe, estudie, sea modesto, forme su carácter, eduque su voluntad hasta dale el temple de acero guiado por la razón, y sea siempre justo. La verdad ya se hará camino”.

La iniciación es también un viaje que transforma hombres parados en seres felices; por lo menos es lo que escribe Albert Camus sobre el mito de Sísifo, cada día debemos subir de nuevo nuestra roca a fin de dar sentido a nuestra vida y encontrar la felicidad, para nosotros mismos, para los que amamos y amaremos y a quienes queremos transmitir.

G.·.O.·.L.·.A.·. El Gran Oriente Latinoamericano

¿Y el G.·.O.·.L.·.A.·.? Hace ya casi 50 años, en varios países latinoamericanos, un velo negro invadió el cielo. Septiembre de 1973: Golpe de Estado en Chile, algunos meses después los acontecimientos en Uruguay y después el anuncio de la dictadura argentina en 1976. Todos estos eventos tienen en común la voluntad de reorganizar la sociedad y eliminar el socialismo y el pluralismo político.

Numerosas personas fueron encarceladas, torturadas, asesinadas o forzadas al exilio, porque querían luchar entonces por su sueño de un mundo más justo y solidario. Un cierto número de ellos eran francmasones, entre ellos el Hno Edgardo Enrique Frodden, médico, profesor en la universidad, ministro de educación durante el gobierno Salvador Allende y futuro fundador de nuestra Obediencia.

Al final de los años 70, numerosos masones latinoamericanos se encuentran en el exilio, pero son acogidos en Francia, Bélgica, Dinamarca o Suecia.

Durante 10 años, de 1974 a 1984, los masones chilenos buscan en la diáspora la forma de desarrollar una masonería diferente de la que conocieron en Chile: una Masonería Adogmática, Laica y Progresista. Es así como nace en París la Logia Lautaro, N° 1, seguida por una segunda en Estocolmo, una tercera en Copenhague y una cuarta Logia en Chile. Esto va permitir a la joven Obediencia recibir en 1984 la patente del Rito Francés del Gran Oriente de Francia.

Otros masones, latinoamericanos así como europeos, que desean construir una Masonería realmente fraternal y mixta en todo el Continente (y más allá) se adhieren y, en 1990, la Obediencia toma oficialmente el nombre de Gran Oriente Latinoamericano, el G.·.O.·.L.·.A.·.. Esto traduce la dimensión extraterritorial de la Obediencia, y la promesa de sus miembros de luchar por un Continente Unido y Solidario tal y como lo habían soñado los primeros masones que fueron Miranda, Bolívar, Artigas o San Martín.

Hoy, después de 25 años de existencia, la Obediencia está activa en Suecia, Francia, Bélgica, España, Uruguay, Argentina, Chile, Ecuador, Guatemala y pronto en Brasil y Paraguay. El G.·.O.·.L.·.A.·. ha firmado numerosos tratados con otras Obediencias en varios Continentes, que hacen la Cadena de Unión mas sólida.

Como organización mixta y extraterritorial, el G.·.O.·.L.·.A.·. tiene dos particularidades fundamentales. Estas permiten reflexiones más globales e interculturales. También hay que saber que América Latina es – y será – un laboratorio único para el desarrollo de una nueva democracia con el respeto de las minorías y la unión de los pueblos … «Pensar globalmente y actuar localmente», he aquí una divisa que se puede aplicar perfectamente al G.·.O.·.L.·.A.·.

Para terminar, pongamos de relieve tres principios del G.·.O.·.L.·.A.·., definidos en el:

• Artículo 1°, que se refiere al objetivo de justicia, de solidaridad y de paz. Su meta es el progreso moral, intelectual, social y material de la humanidad; mejor dicho un principio que se puede definir hoy como PROGRESO SOSTENIBLE.

• Artículo 2°, que pone en claro la lucha por la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, en contra de la intolerancia, de la explotación del hombre por el hombre; mejor dicho un principio de DESARROLLO ÉTICO Y JUSTO.

• Artículo 3°, que recuerda que nuestra misión es de defender A los hombres en contra de la injusticia; mejor dicho trabajar para una SOCIEDAD SOLIDARIA.

Sin embargo, hay que reconocer los límites de nuestra acción. El primer objetivo de la Masonería, sociedad iniciática y discreta, no es actuar directamente sobre la sociedad. Son los masones mismos, quienes – en su vida profana – deben promover estos valores a través de sus acciones cotidianas.

La Masonería no es ni un “poder” ni un “contrapoder”. Al contrario, trabajar como masón es desarrollar una “ciudadanía del mundo”, apoyándose sobre un espacio-tiempo diferente al del mundo profano.

La masonería es sobre todo cuestionarse, no es dar respuestas hechas

No estamos en el mismo mundo que vio nacer la Masonería. El mayor desafío de los años venideros será ciertamente el de trabajar la ética del desarrollo – y su control – durante estos años de turbulencias, enfrentándose a las realidades locales, regionales o internacionales. Es aquí donde la espiritualidad masónica podría jugar un papel importante… Por esto es que los Masones tratan de utilizar bien el espejo, este juez implacable, para buscar el justo medio, entre la sombra y la luz.

¡LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD! Los Francmasones Laicos desean esta utopía

¡LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD! Libre en una logia libre, la igualdad entre Hnos y Hnas … una utopía cuya voluntad podrás compartir – o no – con nosotros.

En la Logia suscribimos los principios fraternales y universales que nos vinculan a todos los masones del mundo y nos adherimos a las declaraciones aquí contenidas.